
Seguimos acompañando con cuentos
Seis meses compartiendo cuentos por teléfono con personas especialmente vulnerables.
Desde abril, cada semana decenas de cuentacuentos de toda España llamamos por teléfono a personas especialmente vulnerables (mayores, personas con problemas de salud mental, sin hogar…) para compartir con ellos historias que sirvan de bálsamo a la soledad.
¿Cómo surgió?
Esta iniciativa fue concebida con carácter temporal durante el confinamiento por la Asociación Madrileña de Narración Oral (MANO), en colaboración con varias entidades sociales, pero la necesidad de comunicación humana detectada hizo que lo replanteáramos como una actividad regular de voluntariado abierta a narradores de todo el país. Entre abril y septiembre hemos realizado más de un millar de llamadas, han pasado por el programa medio centenar de cuenteros voluntarios y 80 personas han recibido su llamada semanal.
El primer paso fue localizar a las personas de colectivos vulnerables que tuvieran especial dificultad para acceder a actividades culturales. Entramos en contacto con varias asociaciones de índole nacional que ya trabajaban con colectivos desfavorecidos: Solidarios para el Desarrollo, Cruz Roja, Amics de la Gent Gran, Fundación Grandes Amigos y No estás solo. Nuestra idea desde el inicio, es complementar con una actividad de carácter eminentemente lúdico (no somos psicólogos ni terapeutas) la labor que ya están haciendo estas ONGs. Ellos nos facilitaron los contactos de un grupo de personas interesadas en escuchar historias contadas de viva voz.
Las llamadas
Cada uno de los narradores, en su mayoría profesionales, que participamos actualmente en el programa, telefoneamos a una media de dos personas a la semana durante un periodo de dos meses, al cabo de las cuales cambiamos de interlocutores. Mantener el contacto con la misma gente durante este periodo favorece que se cree poco a poco un clima de confianza, que se vayan conociendo mejor las circunstancias y los gustos de cada cual; mientras que el cambio cada dos meses permite que los escuchantes puedan oír distintas voces, repertorios variados y tener una experiencia más diversa. Además, poco a poco todos los narradores vamos conociendo a toda la gente a la que llamamos. Cada llamada dura una media hora, lo que se traduce en que un voluntario de “Cuentos para acompañarnos” dedica unas cuatro horas mensuales al proyecto.

De ida y vuelta
Con el tiempo nos hemos dado cuenta de hasta qué punto estas llamadas benefician anímicamente a muchos de los escuchantes. Una de las narradoras hablaba así de una persona mayor que la recibe al otro lado de la línea:
Siento que es como un espejo que refleja mucho la energía que le doy. Si me oye reír, se va animando y acaba contándome más cosas y riéndose ella también. También hay momentos filosóficos, reflexiones de vida… Noto que está muy agradecida por las llamadas.
Otra cuentera plasma en el chat que tenemos los narradores para compartir experiencias y sensaciones, el testimonio de un hombre sin hogar que lucha por salir de su situación:
No deja de repetirme que con nuestras llamadas se siente persona y aumenta muchísimo su autoestima. Descansa mejor y coge fuerzas para seguir luchando.
Aunque telefoneamos a personas en situaciones especialmente difíciles, las llamadas tienen efectos bilaterales, pues establecemos diálogos (no monólogo) y son muchos los narradores que declaran que esta tarea semanal les ha ayudado a sobrellevar el confinamiento o a animarse en momentos complicados.
Esto cuenta una narradora:
La verdad es que yo no estaba de muy buen humor, pero la llamé (a una mujer mayor). La encontré baja de ánimo. Me contó la causa de su malestar y la charla empezó a fluir de tal modo que las dos lo pasamos bien. Fue ella la que acabó animándome el día a mí.
El equipo de narradores voluntarios
Los narradores orales, en su mayoría profesionales y todos con acreditada experiencia en este terreno, compartimos cuentos contados de viva voz (no leídos), entendidos estos de una manera amplia (anécdotas, poesía, tradición oral, chistes, historias reales, películas…) y huyendo de la connotación infantil de la palabra. Los cuentos viajan de un lado al otro del teléfono y el abanico de temas es amplísimo.

Como muestra, un botón. Cuenta una narradora gallega de su interlocutora:
Ella es de Guinea Ecuatorial y conoce cuentos en lengua Fang, que es la suya. Eso da pie a hablar de recetas, costumbres… Si os ofrecen gato para comer, os tenéis que es sentir afortunados, pues es un festín. Yo le hablé del pulpo a la gallega. Aprendemos mucho la una de la otra.
Otro narrador expresa así cómo fue su conversación con una mujer mayor:
Tiene unas historias sobre la guerra y postguerra asombrosas… casi no consigo contarle nada de lo pequeño que me sentía.
En ocasiones, hay entre las receptoras de llamadas, personas que intentan aprenderse los relatos para transmitirlos posteriormente a los nietos o a los vecinos; para otros sirve de aliciente:
Le gustó un relato de Benedetti que le conté, y va a pedir el libro en la biblioteca.
Ha habido altas y bajas tanto entre narradores como entre beneficiarios, algunas de estas últimas se produjeron con el verano, coincidiendo con el alivio del confinamiento.
Actualmente participamos en el proyecto casi treinta cuenteros, que telefoneamos a medio centenar de personas, si bien en estos seis meses 50 narradores han participado en el proyecto por un tiempo mínimo de un mes y 80 personas han recibido nuestra llamada en algún momento. Telefoneamos desde cualquier punto de España a cualquier punto de España para compartir historias de todas partes.
El teléfono, sin necesidad de imagen, facilitan que se cree un clima de intimidad entre dos “desconocidos” que a través de la palabra, sin más, se acompañan.
Coordinadoras de “Cuentos para acompañarnos”
Mar del Rey: +34 646 32 80 03
Elia Tralará: +34 635 34 75 36
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