Skip to content

Mayra Navarro se nos fue de gira por el universo

Enfilando el fin del 2019, esta mañana, varios perfiles y páginas de redes sociales del gremio de la Narración Oral se han visto ocupadas con una noticia triste. Durante la madrugada, conocimos el fallecimiento de Mayra Navarro, narradora oral cubana de larga y reconocida trayectoria.

Durante ese camino, fueron varias compañeras y compañeros los que tuvieron la oportunidad de cruzarse, encontrarse y compartir con ella. Disfrutaron y aprendieron de su maestría contando cuentos, así como de su cercanía y amor como persona. Por ello, desde Asociación MANO queremos compartir un pequeño artículo con unas palabras de despedida que han escrito dos compañeras que la conocieron muy de cerca.

Se nos fue, pero se queda. Porque almas con la suya nos conforman, nos habitan, nos acompañan, en esta travesía vital.

En primer lugar, el texto escrito por Yolanda Sáez, que da título a este artículo:


De madrugada llegó la noticia, temida y esperada. El abismo se abre en el lugar ignoto que nos constituye. ¿Qué decir de la que fue maestra, amiga, cómplice, comadre, compañera, y tantas atribuciones sin nombre? Porque, cuando esto ocurre, huyen las palabras.

Me gustaría tener la maestría de un Miguel Hernández para convertir el dolor en poesía, y decir que yo quiero ser llorando el hortelano de la tierra que ocupas y estercolas…pero a falta de arte, me quedo con todo lo que Mayra Navarro ha sido para mí y para muchos de nosotros: una mujer grande, grande, con penas chiquititas, chiquititas, con un corazón grande, grande con miserias chiquititas, chiquititas y….

Quiero rendirle un homenaje a la vida que fue, que compartió, que nos iluminó el camino. Recordarla, encandilada, hechizada, por sus aladas manos narrativas, por su sonrisa inteligente, por su saber hacer y estar, por su generosidad infinita, por su cariño.

Se nos fue, pero se queda. Porque almas como la suya nos conforman, nos habitan, nos acompañan en esta travesía vital. Antes de ella, todo era distinto, después de ella, nada será igual. Sólo se que su esencia estará para siempre esparcida por el universo que nos habita a todos aquellos que tuvimos el privilegio de conocerla, quererla y disfrutarla.

Quiero recordarla, mientras pueda, al final de aquella escalera en su casa de La Habana, con su compañero de viaje, cómplice y amigo, Freddy Artiles, diciéndome muerta de risa: “Mija, ¿has llegado a La Habana dándote una vuelta por el mundo? Y hasta me dirás que te has enamorado”

No te digo adiós, sino hasta pronto. Espérame al final de la escalera en la que seremos eternas.


Foto aportada por Yolanda Sáez (arriba izq.), junto a Mayra Navarro (arriba dcha.) y más narradoras.

Por otra parte, acabamos con las palabras que nos ha compartido la compañera Amalia Gallego:


Había una una vez una mujer chiquitica , chiquirritiquitica, que tenía un corazón grande, grande…

Maestra, narradora, compañera… La esperábamos año a año en aquellas muestras en que todos los narradores nos sentíamos un corpus, con una intención fraternal que transcendía el cuento. Mayra tenía un estilo, un acento, un ritmo que deslizaba el cuento sobre el escenario atrapándote hasta su desenlace.

Al otro lado del charco su misión era mucho más compleja, organizaba sus talleres, escuchaba y orientaba a sus alumnos, no dejaba un espectáculo al albur de las improvisaciones de última hora… Cada cuento y cada narrador estaba encajado en su lugar.

Mayra fue uno de los pilares de la Narración Oral Escénica no solo cubana sino mundial y lo ha sido hasta que recientemente su naturaleza se quebró y su labor quedó truncada cuando aún tenía mucho que ofrecer.

La imagino entrando solemnemente, vestida como siempre, de blanco, en un escenario grandioso, más allá de los conflictos humanos que tantas veces nos confrontan. La imagino serena y humilde como la conocí, a pesar de su grandeza.

Otros la han homenajeado enumerando sus títulos, sus éxitos, sus logros… Algunos de sus huérfanos sólo se han limitado a llamarla Madre, Maestra…  Y mi marido que estuvo tan cercano a ella no puede aún reaccionar, no quiere decir nada…

Todo lo que yo intente decir se quedará muy corto, muy torpe.

Buen camino. Iluminamos. No nos dejes caer …


Historia subida por Juan Carlos Cuba Marchán, alumno, compañero de oficio y amigo de Mayra Navarro

P.D. Os dejamos varios artículos para conocer más a Mayra y su trayectoria.

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Gracias a la Comisión de Prensa de Mano por esta publicación en homenaje a Mayra Navarro. Gracias a Yolanda Sáez y a Amalia Gallego por todo lo que han dicho sobre ella. Me representan enteramente. Yo también tuve la suerte de estar en sus talleres, de escuchar sus historias, de compartir conversaciones y risas, de visitar su casa en la Habana. Me siento afortunada. Todo mi cariño para su querida familia, para su hija Mayrita, su hijo, sus nietas y nietos y para todos los narradores y todas las narradoras que la conocieron y compartieron con ella la pasión por el oficio de contar cuentos. Mayra Navarro, siempre en mi recuerdo. Concha Real

  2. Apenas hay palabras para dar forma a los recuerdos, las risas, los aprendizajes, lo hablado, lo compartido con la gran Mayra Navarro. Un tiempo que ya pasó pero que a partir de ahora será siempre eterno y presente. Por todo lo vivido mi agradecimiento desde el corazón, maestra y compañera.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Síguenos en redes

Más de 10 años
defendiendo el
derecho a soñar

Volver arriba